15 junio 2014

El Rincón de Laura-Soy un niño especial

14 junio

Reflexión

Hoy he estado pensando en cuál sería el problema más común con el que se encuentran las personas con algún tipo de discapacidad; pensé en varias situaciones en las cuales día a día, estas buenas personas se encuentran y llegué a dos conclusiones bastante específicas al respecto.
La primera es sin lugar a dudas, que estas hermosas personas tienen una paciencia y una bondad que no es de este mundo. Tienen la alegría de su inocencia a flor de piel, siempre con sonrisas dibujadas en su rostro a pesar de las dificultades que encuentran en su camino, realmente admiro esa tenacidad y esa energía tan positiva que es capaz de transformar todo lo que les rodea.
Sin embargo, la otra conclusión a la que llegué no es tan favorable, y es que esa otra idea que cruzó por mi cabeza no tiene que ver absolutamente nada con la situación de ellos, sino con la de nosotros; de los que estamos fuera del círculo. Es realmente agobiante observar muchas veces la indiferencia mediante la cual nos manejamos en la vida, tanto con las personas con discapacidad, como con nuestra niñez y con nuestros ancianos. Me es muy difícil comprender donde ha quedado nuestra "humanidad" y la empatia, la consideración hacia los demás. El amor, ¿en dónde se ha escondido? ¿por qué es más fácil ser indiferente que volver la mirada a la igualdad y a la humildad?
De ahí que mi conclusión final es, que los problemas de los miembros más vulnerables de la sociedad no son las dificultades motoras o intelectuales o de acceso. Su problema más grande es nuestra indiferencia. 
Por esa razón les quiero compartir este pensamiento desde la perspectiva de un niñito con discapacidad. Ellos son como tú o como yo, con la diferencia que en su corazón no existen dudas, ni odios, están en este mundo para enseñarnos todo lo que hemos olvidado.

Soy un niño especial

Soy un niño especial, hay en mi un cromosoma trisomado, pero a decir verdad y en esencia, la diferencia, no está en lo peculiar de mi apariencia, sino en la candidez que Dios me otorgó.
Mucho antes de nacer, en otro cielo, escogí mi lugar de nacimiento, a mi familia; y a todo lo escogí de la manera que debía ser, no hubo equivocación alguna. Por eso no preciso perdón, ni penitencia, siendo un ángel, nací ya perdonado; si dicen que me falta inteligencia, tengo un don superior que es la pureza, y es mi arma para amar y ser amado.
En esta vida estoy siempre a la espera de un gesto fraternal que me dé aliento, no importa si vivo en un palacio o en la más sencilla realidad, cuando el amor me sirve de cobijo.
Mi corazón merece ser salvado, en él no hay lugar para egoísmos, ni odios, ni rencor, ni indiferencia, porque de toda maldad he sido liberado. Soy un alma mensajera: he de amar de corazón, porque el amor nos salva y nos libera de lo mortal. Soy un ángel de Dios, su bendición me alcanza dondequiera y así puede alcanzar a quien me quiera, pues si recibo amor, amor regreso.
Soy un niño especial, hijo de un Padre que ha sembrado en la conciencia de los hombres su ley y la creencia, de que un niño es un ángel encarnado.
Laura Zúniga (Costa Rica)

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